Es un poblado emplazado a 75 kilómetros al interior de Iquique. Nació vinculado a las explotaciones salitreras y a la
existencia de la línea férrea, en la época en que este territorio estaba bajo el dominio del Estado chileno. En sus
proximidades se ubicaban las oficinas Ramírez, Santiago, Constancia, Santa Rosa, San Jorge, Primitiva, Valparaíso y
Tres Marías, esta última propiedad de Pedro Perfetti. Era natural que cercano a un conjunto de oficinas,
nacieran cocinerías, fondas, baratillos, tambos, corrales
, dispuestas por comerciantes autónomos, porque las
compañías limitaban el comercio al interior de los campamentos. Desde fines del siglo XIX y hasta inicios del XX, se
establecieron negocios dirigidos por yugoslavos, peruanos, bolivianos, asiáticos e italianos. Ellos levantan boticas,
panaderías, lavanderías, carnicerías, restoranes, salas de diversión, prensa y un cementerio, de los más grandes de
la pampa.
Los italianos residentes están relacionados con el comercio minorista. Atienden almacenes de abarrotes, paqueterías y
tiendas, Luis Ciocca y Ricardo Valle. En tanto, Jacinto Amati, trabajaba una casa de préstamos.
Propietario de una botica era Enrico Sanguino. Dueño de una posada hotel fue Carlos Sala. Cierran este
registro Pascual Loguercio y la empresa Loguercio y Ceruzzi, en el ramo de casimires.
Presencia italiana en Huara(1850-1918)