En la ciudad de Los Andes los 32 colonos italianos llegaron cruzando la cordillera de Los Andes, provenientes de
Argentina, con el propósito de echar raíces en esta tierra y entregar sin reservas la gran experiencia europea para ayudar
al progreso de esta ciudad que les daba un nuevo hogar y una nueva oportunidad.
Estos primeros 32 colonos italianos, luego de insertarse en la comunidad y de forma sus hogares, se dedicaron a fundar la
segunda compañía de bomberos, la italo-chilena Manuel Rodríguez
posiblemente en agradecimiento a la ciudad que los
acogió en ese momento; esto ocurrió en 1893.
Posteriormente, dos años más tarde fundaron el Circulo Italiano el 24 de noviembre de 1895, el cual pretendía ser un centro
de encuentro y de vida social para la comunidad italiana de ese lugar.
Los primeros 32 italianos fundadores de la compañía de bomberos y el círculo italiano fueron:
Domenico Benelli.
Pietro Ferrari.
Rocco Ferrari.
Angelo Casarino.
Guideppe Federici.
Nicolo Della Rosa.
Francesco Crocco.
Andra Rixi.
Giovanni Arnaldi.
Giovanni Bisso.
Giovanni Bignoni.
Giuseppe Segundo Casarino.
Bartolo Carbone.
Giovanni Locatelli.
Guiseppe Pizzorno.
Giacomo Guidetti.
Carlo Bevilacqua.
Pietro Martini.
Antonio Pellegri.
Luigi Ferrari.
Enrico Cambiaso.
G. Battista Ferrari.
Nicolo Chiapponi.
Giacomo Della Rosa.
Guiseppe Casarino.
Giovanni Tassara.
Pietro Palmieri.
Guiseppe Abbá.
Luigi Orbetello.
Luigi Danovaro.
Lamentablemente no ha sido posible publicar los nombres de los 2 inmigrantes italianos que habrían llegado en este grupo,
porque en esta fuente no aparecen de manera clara.
Desde los inicios de la república chilena, se difundió la importancia de los beneficios que sería para el desarrollo de
la nación, promoviendo con ello la venida de europeos. Dentro de los inmigrantes se encontraba la población italiana que se
avecina en Chile desde mediados del siglo XIX. Hacia el año 1865, la cantidad de inmigrantes de origen italiano se incrementa,
sin embargo es la más pequeña en comparación a las alemanas, inglesas, francesas y españolas.
Cruzando la cordillera llegan a Los Andes 32 colonos italianos, quienes echan raíces en esta tierra, entregando sin reservas
la gran experiencia europea para ayudar al progreso de esta ciudad que les daba un nuevo hogar y una nueva oportunidad.
Insertos en la comunidad andina y, quizá como una forma de agradecimiento el año 1893 fundan la segunda compañía de bomberos,
la ítalo-chilena Pompa Roma
, para luego, el año de 1895 dar inicio al Circulo Italiano de Los Andes, convirtiéndolo en
un centro de encuentro y de vida social para los inmigrados.
El año 1928, adquieren el actual inmueble ubicado en esmeralda 246, que está dentro de la zona típica y siendo parte del
patrimonio nacional.
Esta institución plenamente vigente, este 24 de noviembre se apronta a celebrar sus 121 años, llevando adelante el cuadrangular
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; colaboración al Asilo de Ancianos y su ya tradicional cena de camaradería.
Las comunidades de migrantes europeos, luego de su llegada a la sociedad de destino, se estabilizaron y radicaron
definitivamente. En esa decisión, se comprometían vidas y proyectos, esperanzas e incertidumbres, penas y alegrías al
dejar la tierra natal e insertarse en una sociedad distinta, ajena. Los migrantes, para apoyarse y desarrollarse, crearon
instituciones sociales donde reunirse, arrendando y, luego, adquiriendo inmuebles para su encuentro. Los italianos de Los
Andes siguieron ese derrotero, y al poco tiempo de la fundación del Círculo, arrendaron algunas residencias para sus
actividades, siendo por muchos años la de Rodríguez la más emblemática.
En 1927, luego del cierre del Liceo de Niñas, la vivienda de la familia Avendaño quedó vacante, abriéndose la posibilidad
para que el Círculo Italiano la adquiriera. Este inmueble fue construido aproximadamente a fines de la década de 1870,
justo en el momento en que comenzaban a llegar los primeros grupos de inmigrantes italianos a Los Andes. El Círculo Italiano
compró la propiedad y la inauguró el 7 de agosto de 1927, con una gran ceremonia donde participaron diversas autoridades
italianas y chilenas. Hoy día, el edificio es parte de la Zona Típica, y posee protecciones patrimoniales, que sin embargo
han permitido continuas remodelaciones.