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Sociedad Socorros Mutuos Beneficencia Italiana
Società di Beneficenza e Mutuo Soccorso Fratellanza Italiana

Una de las instituciones más antiguas organizada por la colonia italiana es la Società di Beneficenza e Mutuo Soccorso Fratellanza Italiana. Fundada antes de la guerra de 1879, fue presidida por muchos años por el agente de aduanas Juan Bautista Perasso. La lejanía del hogar de origen y la soledad familiar en la que se encuentran, la mayoría de ellos varones jóvenes, hace imprescindible la organización de una instancia que les brinde socorro en caso de accidente, enfermedad, pobreza o muerte. Cabe mencionar la participación en esta organización de importantes clanes de la región, como las familias Rossi, Sacco, Vallebona, Zanelli y Merani, junto a la colaboración del industrial elaborador de cigarrillos, Tomás S. Capella.

Sociedad Musical Italiana

Esta entidad es posible descubrirla hacia el comienzo de la década de los años Ochenta. Se constituye motivada por la pasión de los peninsulares por el cultivo de la música. A juicio de un estudioso, será una organización en un plano más formal (y que pasa) a hacerse cargo en forma sistemática de las actividades de esta naturaleza.

Società Italiana d'Istruzione

El año 1892 se formó la Società Italiana d'Istruzione con el objetivo de crear una escuela pública. La iniciativa se concretó un año después, en 1894, enseñando a sesenta alumnos. Al otro año, la Sociedad da un paso más e inaugura una escuela para adultos de todas las nacionalidades.

Sociedad Republicana Giuseppe Mazzini

A las mencionadas organizaciones en el puerto de Iquique, es necesario agregar la Sociedad Republicana Giuseppe Mazzini, fundada en 1892.
Cerrando estas líneas en que se ha explorado el desarrollo de la colonia italiana en Iquique desde sus orígenes hasta el inicio de la Gran Guerra europea, se transcriben algunos de los primeros apellidos registrados en los libros del consulado, vinculados con la historia narrada. Entre ellos: Caffarena, Pertini, Sacco, Gramattico, Baratto, Profumo, Gandolfo, Battistini, Mangini, Meriggio, Macchiavello, Zanelli, Montefinalli, Vignolo, Mazzini, Molfino, Romanelli, Sciammaro, Bacigalupo, Falcone, Ferrari, Sciaraffia, Voltallorni, Baccigaluppi, Pellerano, Gazzari, Marchesse, Colombino, Ravani, Caranzano, Manniello, Bottarelli, Lancellotti, Tassara, Consiglieri, Merlini, Prato, Gianmarino, Debonis, Sanguinetti, Massardo, Schiavetti, Bianchi, Giuliani, Capurro, Rodoni, Castruccio, Carboni, Frugone, Belvederesi, Pergolesi, Perfetti, Saluzzi, Evangelista, Yunissi, Solari, Falabella, Cuneo, Schenonni, Delucchi, Bavestrello, Barbagelatta, Carcuro, Cicarelli, Ciocca, Rossi, Lasala, Gianonni, Peirano, Baldassano, Zolezzi, Gamboni, entre varios más.

Compañía Italiana de Bomberos N° 4. Ausonia

En un escenario, caracterizado por el desarrollo mercantil, calamidades forjadas por la actividad humana y la furia de la naturaleza, se forjará la iniciativa promovida por un grupo selecto de residentes italianos.
El 3 de enero de 1874, un distinguido núcleo de inmigrantes y algunos descendientes fundarán la Compañía Italiana de Bomberos N° 4 Ausonia.
Por el año en que verá la luz la Ausonia, la mayoría de las construcciones de la ciudad de Iquique serán de madera y, por tal razón, prevenir y, sobretodo, combatir incendios para proteger la vida y la propiedad de sus habitantes será el propósito de los valientes y esforzados voluntarios de varias nacionalidades que organizarán compañías de bomberos, entre ellos los inmigrantes italianos que en un número superior a los 80, conformaron el primer cuadro de voluntarios de la cuarta compañía. El personaje que encabezará la iniciativa será el exitoso empresario salitrero Felix Massardo, apoyado en el primer directorio por Juan Bacigalupo como capitán, secundado por el teniente "1° Federico Foxler, 2º José Devéscovi, 3º Lucas Broden; por los sargentos 1º Francisco Schiaffino, 2º Eugenio Risconia, 3º Francisco Paoletich; por el secretario Alberto Molfino, por el tesorero César Scala y el portaestandarte Ottorino Zanelli". También, entre los constituyentes existirá un sinnúmero de apellidos peninsulares con morada y trayectoria en el puerto de Iquique. Entre ellos digno de mención serán los Assereto, Basso, Capurro, Dellepiane, Figari, Grillo, Imperatore, Lucan, Massone, Oneto, Pagano, Questa, Repetto, Rossi, Solari, Traverso, Vignati, Zanca y muchos otros.
Los entusiastas voluntarios italianos, apenas corrido un año, comprarán la primera bomba a vapor –con que contarán los bomberos de la ciudad– y que habían encargado a Londres, Inglaterra. Esta "bomba" sufrirá algunos daños durante los sucesos de la noche del 9 de mayo de 1877, en que un violento sismo y un posterior maremoto provocaron graves daños a las propiedades públicas y privadas. Frente a esta emergencia y, mientras los cuartinos –y los demás voluntarios de las otras compañías–, luchaban en contra de los grandes incendios causados por el fuerte movimiento telúrico; la furia del mar arrasará parte importante del pueblo, destruyendo el cuartel de la Ausonia.
El conflicto armado que enfrentó a Chile, Perú y Bolivia, por los ricos terrenos salitrales, encontrará a los voluntarios de la cuarta en buen pié y disfrutando del aprecio y respeto de la comunidad iquiqueña, reforzado por la estricta neutralidad que exteriorizaban. Quizás, los sucesos que mejor revelan la conducta de la institución sea el modo en que los bomberos cuartinos y otros integrantes de la colectividad, actuaron durante el desarrollo del combate naval del 21 de mayo de 1879. Deberán hacerse cargo de asistir a los heridos y de sepultar a los muertos para evitar epidemias, amén de mantener el orden y la seguridad del poblado, especialmente, cuando las tropas de la alianza peruana-boliviana comandadas por el general Juan Buendía, abandonen la plaza. El proceder de la Ausonia, durante estos turbulentos meses le significarán el reconocimiento de varios gobierno y de la Cruz Roja internacional, en 1898.
En 1883, la compañía se hará merecedora del reconocimiento de las autoridades locales, por la eficaz intervención de su Bomba a Vapor, pues gracias a su intensa labor, se pudo controlar el voraz incendio del 10 de Marzo de aquel año, que alcanzó a destruir quince manzanas de casas.
Dos años después, nuevamente, un gran siniestro afectará al poblado, consumiendo alrededor de siete manzanas y, otra vez, la desgracia golpeará a los cuartinos, porque volverán a perder el cuartel, junto con gran parte de las herramientas y materiales.
Meritoria será la participación de la Cuarta durante los tristes días de la guerra civil de 1891. La escaramuzas alcanzarán las calles de la ciudad y provocarán algunos siniestros en las instalaciones de la aduana y otras construcciones de madera. El día 19 de febrero de aquel año y en medio del bombardeo y los tiroteos los cuartinos deberán movilizarse para dominar y extinguir los dos incendios producidos; el primero afectará las bodegas salitreras de José Devéscovi y las del Banco Mobiliario que resultarán reducidas a escombros; y el segundo siniestro destruirá seis manzanas, quemando importantes casas comerciales ubicadas en céntricas calles –Esmeralda, Bolívar, San Martín, Uribe, Pinto, Serrano y Covadonga–, finalmente, tras denodados esfuerzos lograrán colocar término al fuego.
Hacia fines del siglo XIX, la Ausonia recibirá una nueva bomba a vapor comprada en Turín, ciudad italiana, donde además, se realizó la exposición universal, en cuyo marco la institución recibirá la medalla Dante Aligheri por su trayectoria y una condecoración otorgada por la Cruz Roja italiana.
Para centenario de la constitución de la primera junta de gobierno, en 1910, el directorio de la Ausonia estaba integrado por Jorge Romussi; Blas Arata, Antonio Oneto, Luis Tassara y Angel Priaroni, Médicos los doctores Meriggio y Garbarini. Los oficiales eran Alejandro Pessolo, Pilo Marazzino, Pedro Bardi, Miguel Cambano, José Chiappe, Próspero Onetto, Agustín Locatelli, Victorio Tassara, Rómulo Bosso, Juan Sacco y David Besaccia.
Ante la contingencia de la gran guerra europea (1914-1918), algunos bomberos voluntarios que actuaban en la Ausonia, decidirán viajar por su propios medios a la patria de sus orígenes para participar en su defensa. Los primeros voluntarios que acudirán a este llamado serán Fortunato Daneri y Mario Napoli quienes, lamentablemente, no retornarán a su patria de acogida.

Fuente: Carlos A.Díaz Gallardo. ITALIANOS EN CHILE. Historia de una Inmigración. Capítulo: La colonia italiana en Iquique 1850-1925

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