Ernesto Capellaro

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Industrial y comerciante (1886)

En 1885, según propio testimonio, se prepara para viajar a Chile, porque recibe de su hermano Leonardo, la comisión de buscar un lugar con buen clima para instalar una «sombrería». Esta actividad la conocen bien los Capellano, pues proceden de la región de Biella, identificada por la elaboración artesanal del artículo. Alrededor de 1882, una grave crisis afecta la zona, producto de la modernización en la industria sombrerera ocurrida en Monza. Muchos trabajadores quedan cesantes y deben abandonar su comarca. Es el caso de Ernesto que primero migra a la vecina Francia, después viaja a los Estados Unidos. Y desde norteamerica, efectuando un pequeño periplo, arriba a Buenos Aires. Pero, todavía debe atravesar los Andes para llegar a Valparaíso. Él es la avanzada y debe ganarse la vida trabajando en un «negocio de comestibles» que suponemos de un paisano. Pronto, escribe a su hermano quien a bordo del viejo vapor «Giava», naufraga cuando navega a Chile. Finalmente, se reunen en Valparaíso e inauguran el negocio en enero de 1886. En los primeros años, importan directamente desde la peninsula, con el "inconveniente que los vapores italianos que traían muchas de nuestras mercaderías, se atrasaban y nuestras novedades quedaban fuera de temporada". Esta dificultad constituye un incentivo para que este inquieto industrial, se trace el desafío de manufacturar los sombreros, abriendo una fábrica en el puerto. Sin embargo, ciertas dificultades técnicas hacen que la empresa se cambie a Santiago, continuando con su desarrollo, a partir de los últimos años del siglo XIX.

Fuente: Carlos Díaz G. "Origen y desarrollo de la Colonia Italiana en Valparaíso, 1850-1918"


Fábrica Nacional de Sombreros y Cintas

En 1885 llegaron a Valparaíso, procedentes de Italia, los hermanos Leonardo y Ernesto Capellaro. Se establecieron en el puerto y formaron una sociedad, aportando cada uno unos $ 8.000 en efectivo para la instalación de un taller de sombrerería. En 1889 se les sumó Alberto Mantellero, quien agregó al capital social la cantidad de $ 10.000. Ese mismo año, Leonardo Capellaro se trasladó a Santiago, establecinedo sucursal en el Nº 25 de la calle Estado. En 1896 falleció el socio Alberto Mantellero, quedando definiticamente constituída la sociedad bajo la razón Capellaro Hnos.
Al año siguiente, Ernesto Capellaro -halagado por las medidas proteccionistas que la prensa publicitaba, como ser el alza de los derechos de internación de los fieltros, hormas o camisaspara sombreros y la rebaja de los derechos que pagaba la seda- se trasladó a Europa y adquirió las máquinas necesarias para establecer en el país una industria de sombreros. Finalmente, la fábrica se instaló en Santiago provisioriamente en el Nº 84 de la Avenida del Tajamar, en donde se encontraba en enero de 1900.
En maquinaria, las instalaciones de la fábrica de sombreros y cintas ascendían a $ 30.000 y se componía de: una máquina para la preparación del pelo; otra para la preparación e inclusión del paño; una para limpiar los paños; una para emparejar e igualar el pelo; una para limpiar los sombreros de felpa; tres para terminar los sombreros; cinco para aprensar; una para engomar las alas de los sombreros; cuatro de costura; una para recortar el pelo de los sombreros de felpa; dos telares mecánicos; una urdidora y otras máquinas de menor cuantía.
La fábrica empleaba a 26 operarios: 16 hombres y 10 mujeres que trabajaban de 8 a 11 horas y de 12.30 a 19.30 horas. Los hombres ganaban jornales semanales de $ 48, $ 30 y $12; y las mujeres, jornales de $ 18, $ 12 y $ 6 semanales. Toda la producción de la fábrica se consumía en el país. Los sombreros y cintas de Capellaro Hnos.eran de igual calidad que los procedentes de Italia, Inglaterra y países europeos.

Fuente: Sergio Ceppi Mayol de Lepe, Gonzalo Vial Correa y Sociedad de Fomento Fabril (Chile), Chile, 100 Años de Industria, 1883-1983. (Stgo), Andrés Bello, 1983, pág. 314.