Tampoco podía faltar el ingenioso italiano que se preocupó del que sería el sueldo de Chile, la industria del cobre. Este
fue Constantino Macchiavello Ceppi, quien llegó al país en 1892, precisamente en Antofagasta, puerto que, como buen genovés, le convenía
para su actividad, pero ésta sería la minería. Se instaló en la mina “La Vieja Carmen”, y la explotó junto a otras que le dieron
fortuna y prestigio. Su descendencia fructificó, y un hijo, Santiago Macchiavello Varas, escribió un tratado sobre la industria del
cobre y uno de los primeros textos chilenos de Política Económica salió de sus manos. Después, numerosos profesionales de prestigio,
como el médico Atilio Macchiavello, que prestó numerosos servicios en 1930 como bombero en Antofagasta, honraron, con este apellido,
el tesón y el amor al trabajo de ese genovés, que, como muchos otros ligures, escogió la tierra generosa de Chile para vivir
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Estábamos en el año 1905, y fue cuando comenzó el gran auge de Antofagasta, pues esa ciudad que sólo tenía mil habitantes, en
menos de un año, o sea de 1905 a 1906 se convirtió en una ciudad de setenta mil, y eso fue debido a la iniciación de los trabajos de más
de diez oficinas salitreras con todas sus nuevas maquinarias, y por consiguiente la bahía de Antofagasta se convirtió en un emporio de
vapores que llegaban todos los días y todos los muelles y playas estaban atestados de mercaderías, materiales, maderas, y en fin, una
furia y oleaje de trabajos y movimientos jamás visto en los pueblos del norte (...)
En la pág. 76, describe el movimiento del puerto de Antofagasta en los siguientes términos: "Antofagasta en esos tiempos -1905-1906-
era una verdadera California; allí corría la plata como agua y la mercadería que llegaba de Europa ya no cabía en la Aduana, ni en los
muelles, y tuvieron que depositarla en plena calle; basta decir que cuando abrió mi negocio –relato para la sucursal que abre en la
ciudad-, la mercadería llegaba hasta la plaza de Armas.
Fueron varios los empresarios que llegaron a Antofagasta y Taltal con el conocimiento de esa tecnología y civilización
Shanks. Entre esos empresarios que llegaron al Cantón Central o Bolivia estuvo el empresario e “ingeniero don Eduardo Cavallero, quien
organizó la Compañía Salitrera Progreso, en parte con el crédito del Banco Mobiliario, para explotar terrenos en Pampa Central y Pampa
Alta. Las oficinas que se construyeron en ellos, Ausonia, Filomena y Aconcagua, pasaron posteriormente a manos de los acreedores del
Banco al producirse la quiebra de esta institución. Entre el año indicado y la década del 10 se formaron otras empresas explotadoras,
llegando a ser la más importante de ellas la Compañía Salitrera El Loa” (Bermúdez, 1967:5). La fundación de esa Compañía Cavallero la
realizó en 1903. Será, sin embargo, otro empresario quien alcanzaría el mayor éxito con sus empresas en el Cantón Bolivia: Pascual
Baburizza. Cabe señalar que tanto Cavallero como Baburizza habían llegado procedentes de Tarapacá, donde conocieron tanto la tecnología
Shanks como la organización social en esa provincia
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Don Alberto Torti tiene establecido en la calle Prat esquina de Angamos…un gran almacén de abarrotes muy bien surtido (...) Fue
fundado en 1906 por su actual sueño (...)
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