Publicado en: (Baldomero Estrada. Editor) Presencia Italiana en Chile. [Valparaíso], Instituto de Historia, Vicerrectoría Académica, Universidad Católica de Valparaíso, Serie Monografías Históticas 7-1993, págs. 61-88.
El auge económico y el desarrollo urbano en varias oportunidades se estanca por incendios, terremotos, maremotos y convulsiones
bélicas. Sin embargo, cada catástrofe que destruye edificios e infraestructura favorece la transformación de la planta de la ciudad
con asombrosa premura.
El sismo de 1868 causó numerosas víctimas, la destrucción del comercio, el desaparecimiento de varios buques fondeados en la bahía.
El fenómeno telúrico destruyó una infinidad de propiedades y el ulterior maremoto ocasionó graves daños estructurales a las instalaciones
portuarias. El terremoto también causó estragos en Arequipa, Moquegua, Tacna y Arica.
El terremoto que en 1877 asola la zona, ocasiona incalculables destrozos a la propiedad pública y privada. Acompaña al sismo un violento
maremoto y varios incendios. La furia de las aguas arrasa con el cuartel de la compañía Ausonia. Los valientes bomberos logran
rescatar la bomba a vapor que habían adquirido en Londres.
Frente al conflicto bélico que enfrenta a Chile, Perú y Bolivia, las colonias, en especial las de origen europeo, mantienen la más estricta
neutralidad. Esta posición no impide que algunos extranjeros observen con preocupación los hechos de armas que involucran al poblado.
A partir del bloqueo dispuesto por las naves chilenas, el puerto y sus habitantes pulsan la guerra; ésta se les hace más real al ocurrir en
su rada el combate naval del 21 de mayo de 1879.
Al fragor de la lucha, el comandante de la plaza, general Juan Buendía, faculta entre otras instituciones a la 4ª Compañía de Bomberos
Ausonia para recoger los muertos y auxiliar a los heridos. Distinguidos comerciantes italianos cooperan efectuando labores humanitarias.
Es el caso de José Guastavino, propietario de botes, que utilizaba para trasladar mercaderías desde y hacia los navíos mercantes; este
inmigrante es quien conduce los restos del capitán de la corbeta Esmeralda, Arturo Prat Chacón, y el de otros marineros caídos en la lucha.
Les apoyan en estas labores humanitarias otros reconocidos integrantes de la comunidad itálica, como Adolfo Gariazzo, Domingo Pallavicini,
y Juan Antognoni que, con posterioridad, es secretario de la Compañía Ausonia. Se suman a la colaboración en estas tareas, José
Piccone, José Palmieri y Vitaliano Pergolesi, entre otros.