La Colonia Italiana en Caleta Buena y Alto Caleta

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Este pequeño poblado estaba ubicado 19 millas al norte del puerto de Iquique y llegará a ser un "puerto menor", debido a la visión de Santiago Humberstone que habilitará su pequeña bahía para embarcar el salitre procedente de la oficina Agua Santa, donde era administrador. Al contar con mínimas instalaciones las oficinas Negreiros, Pampa Negra, Pampa Blanca y Chiquiriray comenzaran a despachar sus producciones por esta localidad. Este es el origen de su crecimiento y consolidación que le permitirá llegar a tener alrededor de tres mil habitantes, interesando a comerciantes, artesanos y profesionales de distintas nacionalidades para avecindarse, construyendo sus moradas.
Sitio de acceso difícil, casi inaccesible por la pampa, aunque contando con líneas férreas se debía llegar hasta la meseta para desde allí abordar un funicular que descendía alrededor de 726 metros. Por tanto, sólo el mar permite el contacto con otras ciudades. De tal manera, por ejemplo, todos los "días colgaban botellas en el muelle, ya que el lechero viajaba en lancha desde Iquique, para llevar este alimento preciado para los niños y adultos".
Hacia 1896 podemos constatar la presencia de ciudadanos de naciones tan disímiles como Perú, Austria, España, Alemania, Suecia, China e Italia. Así, al menos, se desprende de la nómina de los principales animadores de la "Bomba Internacional" en que figuran los apellidos de Hardie, Vaccaro –sin duda, un hijo de Italia–, Barreda, Yáñez, Allende, Petersen, Balart, Olmos y Miquel.
Encontramos presencia de inmigrantes ítalos en el Ferrocarril de Agua Santa-Caleta Buena, donde trabaja Enrique Lubini como "pesador de carbón" y Máximo Paniagua es recibidor y despachador de los planos. En tanto que en Alto Caleta Buena, Miguel Viteri es ayudante de telegrafista.
Hacia 1925-1926, existen al menos los siguientes súbditos italianos residiendo en el poblado. Tienen almacenes de abarrotes, tiendas y paqueterías Leonardo Aprosio, Casaleggio y Vaccaro, junto con los hermanos Luis y Alberto Alberoni. Hacia fines del trecer decenio del siglo XX, el poblado parecerá ser perseguido por un sino maldito. En 1929 por un violento incendio que comenzó en la sala de cine –se habría inflamado el celuloide de la película– y desde la sala de espectáculo, el fuego siguió al pueblo destruyéndolo en pocas horas. Sólo quedarán en pié algunas casas. Un año después, la desatada crisis salitrera hará que la empresa explotadora de las instalaciones portuarias entregue sus activos al Estado y, en último término, en 1940, un aluvión sepultará lo que restaba de estas instalaciones.

Fuente: Carlos Díaz Gallardo: Presencia italiana en Caleta Buena y Alto Caleta (1850-1918)