Mejillones se encuentra a 65 kilómetros al norte de Antofagasta y a partir del año 1842, al comenzar la explotación del guano,
se iniciará el auge de ésta localidad. El primer empresario que destacará será el industrial francés Domingo Latrille quién logrará
la concesión para la explotación de este recurso. Sin embargo, para 1867, el guano se había agotado. Pero, el descubrimiento de una
nueva covadera
–su mentor habría sido el mítico Juan López–, y la principiante explotación salitrera atrajeron a muchos
trabajadores hasta su bahía. Igualmente, será por estos años, que el estado boliviano le declare oficialmente puerto menor.
No es nuestra intención ahondar en los diferendos entre Chile y Bolivia. Pero, vale recordar que por esta época se ubica el primer
intento por zanjarlas mediante el Tratado de Límites de 1866. Además, son los años en que los capitales guaneros
son
principalmente chilenos. Tampoco deberá olvidarse la importancia que tendrá el descubrimiento de los ricos filones argéntiferos de
Caracoles en 1870. En este contexto, se tornará más difícil implementar las disposiciones del Pacto, gestando nuevas negociaciones
que concluye con el Tratado de Límites de 1874 y que tampoco terminarán con las disputas territoriales de ambos países. Estos son
los antecedentes del conflicto bélico desatado en 1879.
Al comenzar el decenio de los setenta y con el apogeo de Caracoles, el puerto de Mejillones alcanzará un nuevo dinamismo. Por
ejemplo, el agua debía traerse desde Arica. Por otra parte, en 1871 el gobierno de La Paz, decidirá otorgarle a este puerto mayor
relevancia con el propósito de reemplazar a Cobija, fustigado por la peste amarilla y el terremoto y maremoto de 1868.
Algunos destacados empresarios trabajarán en la localidad, aportando a su desarrollo. Entre ellos cabe consignar a Pedro López Gama,
brasileño, que trabajó algunas covaderas, Luciano Arman que también explotó guaneras, así como los ciudadano franceses Garday y
Barroilet, y el chileno Matías Torres.
En 1872, esta localidad recibe un nuevo impulso, con la inauguración de ferrocarril que trae la plata de Caracoles, declarándose
puerto mayor
. Sin embargo, la explotación de este yacimiento será muy breve –el terremoto y maremoto de 1877, arruinará la
vía férrea con el mineral–, y la importancia creciente de Antofagasta, por donde se exporta el mayor volúmen de salitre y el
estallido de la guerra del salitre en 1879, terminarán por sepultar el comercio realizado por la bahía de Mejillones. Así, en pocos
años la localidad quedará prácticamente despoblado y en letargo económico
.
Sólo durante la primera década del siglo XX, se producirá la “refundación” de Mejillones. Diseñándose la nueva planta de la ciudad
y rematándose los terrenos en Santiago, suceso que para la época generó un gran revuelo, ya que fue una muestra del centralismo
reinante
.
De acuerdo con el Censo, durante los años 30's están presentes en la localidad los siguientes inmigrantes peninsulares: Ángel
Schiappacasse propietario de un almacén de abarrotes y una sastrería, mientras que Emilio Sironvalle será dueño de otra.
Brindando servicio de peluquería y barbería registramos a Antonio Sisillio y como fotógrafo a Guillermo Rocco.
Presencia italiana en Mejillones (1850-1918)
Los peninsulares dedicados al comercio y los servicios en la localidad de Mejillones, es posible encontrarlo en el texto de
Pellegrini:
Propietario de un local en que expende abarrotes y también en el rubro de "sastrería" está: Ángel Schiappacasse. Igualmente, dueño
de una sastrería, encontramos a Emilio Sironvalle.
Brindando los servicios de peluquería descubrimos a Antonio Sisilio, y en fotografía está Guillermo Rocco.