Al comienzo de la década de los Veinte, la localidad descubre que puede convertirse en capital del turismo nacional. Por ello se procede a despejar el
bordemar y erradicar la industria existente. Se optó por poner en valor las bellezas naturales de los roqueríos costeros. Se concretó con la inauguración,
en 1930, del camino costero a Concón, que con sus innumerables curvas, concede magníficas vistas al océano y sus rompientes.
En el desarrollo de la infraestructura de lo que luego es llamada la Ciudad Jardín, se comprometieron recursos estatales y privados. El año 1928 se inauguró
el Teatro Rialto. En 1929 se abrió al público un estadio, también el velódromo de Sausalito y la piscina municipal de 8 Norte. Al año siguiente, concluyen las
obras del Palacio de Cerro Castillo, del Teatro Municipal y del Casino Municipal. En 1935, el Hotel O’Higgins recibe sus primeros pasajeros y en los años
venideros nace el balneario de Caleta Abarca.